Existen diferentes tipos de liderazgo, clasificados de acuerdo a diferentes características. Así, distinguimos entre líderes políticos, sociales, empresariales o religiosos, en función del entorno en el que se muevan.
Dentro del grupo de los líderes empresariales (y, en menor medida, de los políticos) podemos distinguir entre seis estilos distintos de liderazgo, cada uno de ellos derivado de diferentes componentes de la inteligencia emocional. Estos estilos fueron identificados por la consultoría Hay/McBer. Posteriormente, los psicólogos G. Litwin y R. Stringer afirmaron que los seis estilos de liderazgo tienen un efecto
mensurable en los distintos aspectos del clima laboral.
- Líder autoritario. Este tipo de líder tiene una clara visión de futuro y motiva a los trabajadores, comunicándoles con claridad su función y la importancia de la misma dentro de la misión global de la empresa. En general, un líder autoritario deja mucho margen de acción para que cada individuo se organice a su manera. Da libertad para experimentar, innovar y correr riesgos calculados.
- Líder conciliador. Este estilo de liderazgo se centra en la gente, valorando a los individuos y sus emociones por encima de las tareas y los objetivos. Su gestión consiste en la creación de fuertes vínculos emocionales como la lealtad. En este sentido, y aun cuando es un estilo clave para aumentar la moral, armonía y confianza del equipo, no debe utilizarse en solitario. De hecho, diversos estudios apuntan a la efectividad de la utilización de este estilo en conjunción con el autoritario.
- Líder democrático. Este líder dedica tiempo a escuchar las ideas de los miembros del equipo, respaldándoles y consiguiendo así respeto, confianza y compromiso. Fomenta la responsabilidad y la flexibilidad, y mantiene a los individuos motivados. En este sentido, es un liderazgo muy positivo con trabajadores muy competentes y formados, aunque no es recomendable en tiempos de crisis y cuando constantes reuniones pueden aplazar la toma de decisiones cruciales.
- Líder ejemplarizante. En contra de lo que inicialmente pueda parecer, este tipo de liderazgo se considera poco recomendable o, en todo caso, de aplicación moderada/limitada, pues puede destruir el clima laboral. El líder ejemplarizante no confía en la forma de trabajar ni en las iniciativas de los miembros de su equipo y, por tanto, no delega, desapareciendo así la flexibilidad y la responsabilidad.
- Líder coercitivo. Este tipo de liderazgo, típicamente aplicado en situaciones extremas o de emergencia (fusiones, adquisiciones hostiles y reestructuraciones empresariales que impliquen despidos masivos, recortes, etc.), es el menos eficaz en la mayoría de situaciones en tanto que resiente la flexibilidad, el sentido de la responsabilidad, la implicación y la motivación de los empleados.
- Líder coach. Éste es, sin lugar a dudas, el estilo de liderazgo más completo en el contexto empresarial, económico y social actual. Los líderes coach “ayudan a sus subordinados a identificar sus puntos fuertes y débiles particulares y los vinculan a sus aspiraciones personales y profesionales.” Se centran en el desarrollo personal (para lo que establecen un diálogo constante, y delegan tareas complicadas en los trabajadores, otorgándoles flexibilidad), y no tanto en tareas inmediatas. Por este motivo, muchas organizaciones aún no aprovechan a fondo este modelo de liderazgo, pues no ven su repercusión en los resultados del ejercicio. En cualquier caso, la condición necesaria para el éxito de este modelo (y su impacto positivo en resultados) es que los trabajadores estén dispuestos y abiertos a aprender, cambiar, crecer y recibir ayuda. Como en el coaching en general, la clave es el deseo de transformación por parte del coachee.